jueves, 19 de mayo de 2011

IRON MAIDEN "VIRTUAL XI"


Que quede bien clarito desde un principio. Amo a Iron Maiden, considero que se encuentran por méritos propios entre las bandas más grandes de la Historia. No concibo mi existencia sin la compañía que me proporcionó la discografía del grupo hasta Seventh Son Of A Seventh Son. La música que creó la banda de Steve Harris durante el periodo 1.980-1.988 fue intachable, esos 7 primeros discos de estudio son sagrados. Iron Maiden, Killers, The Number Of The Beast, Piece Of Mind, Powerslave, Somewhere In Time y Seventh Son Of A Seventh Son, una trayectoria tan sólo al alcance de los grandes del Rock, nada que envidiar a los álbumes clásicos de Sabbath, Purple o U.F.O., quien piense lo contrario está equivocado. Mi interés por la obra de Maiden fue decreciendo al mismo tiempo que lo hacía la calidad de sus discos. No descubro nada nuevo al afirmar que los dos últimos títulos que grabaron en la primera etapa Dickinson –No Prayer For The Dying y Fear Of The Dark-, pese a contar con algunos temas memorables, comenzaban a mostrar tanto un evidente estancamiento en la composición, al mismo tiempo que una clara dejadez en la composición y acabado de muchos de los cortes incluidos. De los cinco años en que contaron con la voz de Blaze Bailey (1.993 a 1.998), casi mejor no hablar (aunque lo haremos). Es bien cierto que la papeleta que le tocó al bueno de Bailey no era nada fácil. Sustituir a Bruce Dickinson, uno de los cantantes y frontmen definitivos de la historia de la música popular, no lo puede asumir cualquiera, y al hacerlo, el ex Wolfsbane demostró unas agallas que ya quisiéramos algunos a la hora de afrontar muchas situaciones en nuestra vida cotidiana. Además, el pequeño vocalista de Birmingham, siempre me demostró ser un buen tipo en las ocasiones en que cruzamos nuestros caminos, un currante humilde que lo hizo lo mejor que pudo, y que se erigió en protagonista no deseado de una época oscura, tanto para Maiden, como para el Heavy Metal en general. Los dos discos que grabaron en este negro periodo no son dignos del legado de Iron Maiden, por mucho que Steve Harris y cuatro snobs indocumentados quieran hacernos creer. The X Factor –el disco con el inicio menos afortunado de la historia, la inaguantable ‘The Sign Of The Cross’- tenía algún momento interesante, aunque estuvo claro desde las primeras notas que Bailey no era el cantante adecuado para las canciones de Harris y compañía. Juro que lo he intentado en numerosas ocasiones, pero no hay remedio. No puedo con las composiciones plomizas e inacabables que nos ofrecieron durante la mayor parte de los 70 minutos que se alargaba el disco de marras. La voz del nuevo vocalista de la banda, lineal y anodina como pocas, era sin duda la gran culpable de ello, tal y como nos demostró Dickinson años más tarde interpretando con gran acierto parte de este material en directo. Sería justo reconocer la validez, al menos anecdótica, de The X Factor, si tenemos en cuenta lo que nos esperaba tres años más tarde con Virtual XI. El segundo, y último álbum de esta etapa, es sin duda, uno de los discos más execrables compuestos en la Historia del Rock. No merece la pena ni entrar en detalles, tan sólo recordar que Maiden tuvieron la brillante idea de promocionar este engendro disfrazados de futbolistas, que editaron como primer single un bodrio de casi diez minutos llamado ‘The Angel And The Gambler’ (Harris no se cansó de repetir que la pieza estaba claramente influenciada por los Who de ‘Won’t Get Fooled Again’, una manera de recuperar algo de credibilidad rockera, supongo), y que contiene la que sin duda alguna es la peor canción de la historia de la banda, ‘Don’t Look To The Eyes Of A Stranger’, 8 largos minutos de inacabable castigo, la gota malaya aplicada al universo Maiden. Aunque, pensándolo bien, el trofeo a la Maiden's worst song quizás le correspondería a ‘Virus’, la canción que incluyeron como reclamo para vender su compilación Best Of The Beast en 1.996. No puedo llegar a entender cómo los compositores de ‘Run To The Hills’, ‘The Trooper’ o ‘Children Of The Damned’ pudieron salir orgullosos del estudio tras registrar semejante pedazo de mierda. Y no, no admito que Virtual XI se salva de la quema porque contiene ‘The Clansman’. Aunque el grupo y parte de su parroquia más jovencita se empeñen en convertir a dicha pieza en un clásico, desde este momento declaro que escucharla supone un esfuerzo titánico por mi parte, un aburrimiento absoluto de canción que no aguanta comparaciones con otros temas extensos del catálogo pretérito Maiden como ‘To Tame A Land’ o ‘Phantom Of The Opera’, por poner tan sólo un par de ejemplos.
Por suerte, todo este cúmulo de despropósitos llegó a su final con el regreso al redil de Dickinson y Adrian Smith, con la edición del excelente Brave New World en 2.000, y con el emocionante espectáculo que supuso su consiguiente gira (sin olvidar el Ed Hunter Tour, la mini gira de Greatest Hits que organizaron un año antes y que nos aplastó a todos en su paso por Badalona). Sin duda, las canciones del disco de reunión, sonaban como la continuación lógica a Seventh Son..., temas como ‘Ghost Of The Navigator’, ‘The Nomad’ o ‘Dream Of Mirrors’ enlazaban perfectamente con ‘Infinite Dreams’ o ‘Only The Good Die Young’, el último material realmente brillante del grupo. La dura realidad es que los dos últimos trabajos del grupo (Dance Of Death (2.003) y A Matter Of Life And Death (2.006), no han mantenido el nivel, y que nos presentan a una banda repitiendo esquemas una y otra vez sin ningún tipo de brillantez. Esto no ha impedido que el sueño, a priori imposible, que tuvo Steve Harris a mediados de los 70 se haya cumplido: conseguir elevar a Iron Maiden a lo más alto, convertir al sexteto en una enorme entidad por encima del bien y del mal. Los antiguos residentes del Pub Ruskin Arms se han transformado por méritos propios, y por la tozudez del bajista, en una máquina que llena estadios independientemente del territorio en el que se encuentre. Una leyenda que nos alegra la vida de forma regular, si no con sus nuevas composiciones, sí con un constante goteo de material clásico en DVD o con sus giras temáticas donde rememoran su etapa más brillante. Up the Irons!!
P.D.: Y sí, llámenme descerebrado o incluso algo peor. En mis estanterías reposan todos y cada uno de los discos arriba mencionados, con los respectivos singles editados para promocionarlos. Supongo que tal idiotez la provocó la escucha de ‘Where Eagles Dare’ (ese redoble de batería del recién llegado McBrain!!) hace ya unos lustros. Nadie es perfecto. (Texto cortesía de Xavi Rulló)

martes, 5 de abril de 2011

ROBERT MITCHUM "CALYPSO -IS LIKE SO..."


Robert mitchum es uno de los personajes más grandes que ha pisado el planeta, y el que diga lo contrario está negando una evidencia. Maravilloso actor, recordad antológicas interpretaciones como “La noche del cazador” o “Con él llegó el escándalo”. Poseedor de un carisma brutal, tanto en la pantalla como fuera de ella, toneladas de actitud, y también una desvergüenza absoluta a la hora de afrontar cualquier reto en esta vida. Quizás su faceta menos conocida sea la que nos ocupa, la de divertidísimo cantante de calypso. Robert descubrió este fascinante género músical en Trinidad durante el rodaje de uno de sus films y de vuelta a Hollywood decidió expandir el poder del calypso por todo el mundo. Todo en este álbum es delirante, desde la insuperable carátula (una de las mejores de la historia) en la que Mitchum muestra claras sus prioridades en esta vida: alcohol, tabaco y mujeres. Hasta los títulos de los temas, “clásicos” como “From a logical point of view “, “Tic, Tic, Tic”, “I learn a merengue mama” o “They dance all night”. Pero no sólo penseis en él como un tipo frívolo, también tenía su conciencia social. Así lo demuestra la canción “Where is this generation going to?” adelantándose en varios años a Bob Dylan. ¿Y su voz? No es Elvis, pero con su falta de complejos convierte unos temas nefastos en una auténtica fiesta.
Actualmente este álbun está reeditado en CD y es fácil de localizar y además se incluyen unos bonus imprescindibles en los que nuestro querido Robert se atreve con el Country. Estilo en el que también se desenvuelve como pez en el agua metiéndose en la piel de Johnny Cash sin ningun tipo de vergüenza.

miércoles, 2 de marzo de 2011

THE REAL MILLI VANILLI: "THE MOMENT OF TRUTH"

Una de las pocas ocasiones donde lo genuino es humillado por el mero y vil sucedáneo. En serio, este pretendido -y pretencioso- arrebato de autenticidad y pundonor (a la fuerza) poco tenía que hacer frente a su versión original y fraudulenta. Shame on you!! ¿De qué les sirvió a estos pobres diablos dárselas de artistas íntegros cuando meses antes simplemente ejercían de ventrílocuos de los gigantescos Rob y Fab? De nada, porque meses después de editar su primer disco 'oficial', vanidosamente titulado "El momento de la verdad", John Davis y compañía fueron ignorados masivamente y su valiente renacimiento artístico (risa diabólica) fue a parar a las cubetas de saldo de cabeza.
Aceptémoslo: la Bella, aún mentirosa, siempre es más atractiva que la esforzada Bestia. Los playbacks de «Blame It On The Rain» o «Girl You Know It's True» se mean en todos los «Keep On Running» y «Body Slam» del mundo, por mucho que estos esten entonados con prístina y aterciopelada voz. Así de claro. Preferimos una mentira con buenas trenzas a una verdad de baratillo (por mucho que sea 'su momento'). Puestos a tragarnos la pantomima, al menos que esta luzca bien a cámara...

viernes, 25 de febrero de 2011

TWO "VOYEURS"


Todo volvió a la normalidad, Rob Halford está en Judas Priest y ejerciendo de “Metal God”. Pero si echamos la vista atrás nos acordaremos en que hubo unos años en que no se sentía cómodo con esa etiqueta. Abandonó a los Judas convencido de que su futuro estaba en las nuevas tendencias metálicas, primero probó suerte con los mediocres Fight con los que no grabaron nada que revolucionara la escena, y después, ya en plena marea alternativa, perdió los papeles y montó el proyecto industrial Two con los que tocó fondo. Todo lo sucedido en esa época fue bastante cómico. Nuestro querido “Metal God” vio en el éxito de bandas como Nine Inch Nails y Marilyn Manson una puerta abierta para desplegar toda su creatividad y consiguió convencer al mismísimo Trent Reznor para que le financiara este bodrio. La música en si no hay por donde cogerla. Se trata de metal industrial de ínfima calidad con unas composiciones que parecen hechas por un niño de cinco años. Pero lo mejor vino después, a la hora de promocionar este engendro. Sintiéndose libre de las ataduras propias de un género como el Heavy Metal, decidió que ya era hora de dejar salir a la loca que llevaba dentro e hizo público el secreto más conocido en el mundo del rock: que era gay. Si se observa el libreto del CD de Two, ya se ve a un Halford liberado: con maquillaje, pieles…Era un hombre nuevo. Y la serie de declaraciones que hizo durante la promoción de esta magna obra tampoco tienen desperdicio. “Quiero hacer un álbum dance, no techno exactamente, pero si algo que sea exclusivo para que la gente baile. El genero dance es todo un mundo en si mismo”. ¿Era esta la misma persona que grabó “Defenders of the faith” o “Painkiller”? Posteriores comentarios sobre su sexualidad las omitiremos porque llegó un momento en que la cosa dejó de tener su gracia pasando a sonrojar a todos los que hemos sido sus fans. Cuando Rob vio que sus piropos al mundo industrial y dance no le eran correspondidos volvió a enfundarse su traje de “Leather”, se montó en su Harley y volvió al “cerrado” mundo del metal, donde por supuesto fue recibido como un hijo pródigo y es que en el reino metálico hay mas alegría por un pecador arrepentido que por mil devotos que no hayan traicionado la fé.

jueves, 24 de febrero de 2011

MANOWAR: "BATTLE HYMNS MMXI"


Hoy toca flamante apretón próximo en el tiempo. Calentito y humeante, como un buen zurullo recién plantado en pleno campo de batalla, entre gritos de agonia y éxtasis. Un cagarro superlativo, de los que harían ruborizar de orgullo al mismísimo Thor. Nada menos que la fotocopia deluxe (es un decir) del clasicazo Battle Hymns, regrabado con mejor tecnología y medios, pero con nula vergüenza.
Nada que objetar frente a su magnífica colección de canciones: himnos como «Metal Daze», «Fast Taker» o «Shell Shock» siguen sonando igual de bien que hace veintiocho años, pero... ¿qué necesidad tenían estos tipos de retocar lo intocable? Según DeMaio y compañía, la razón de semejante cirugía plástica obecede a la necesidad de adaptar su obra a los nuevos tiempos, haciéndola sonar "más fuerte y mejor". Los cojones. Porque esta versión MMXI no ofrece absolutamente nada más aparte de un sonido más limpio y una preocupante ausencia de ideas y dignidad (una lástima, porque con su sinfónico Gods of War la banda parecía aplicar una ligera evolución sónica a su propuesta). Para perpretar el crimen, Manowar han echado mano de su batería original -Donnie Hamzik- (olvidando, de paso, la imprescindible hacha del mítico Ross The Boss) y, a falta de Orson Welles, han solicitado los servicios del cada vez más metalizado Sir Christopher Lee para dar vidilla al clásico «Dark Avenger». Pero ni Drácula es capaz de salvar este pedazo de ignominia barbárica... y es una pena, porque a los fans más locos parece que les ha chiflado la cosa. Así que tiemblen ustedes y prepárense para lo peor: ¿Into Glory Redux? ¿Hail II England? Miedo, mucho miedo.

sábado, 12 de febrero de 2011

BOBBY & THE MIDNITES-WHERE THE BEAT MEETS THE STREET

Posiblemente el disco más flojo producido por un miembro de Grateful Dead. Si, amigos, Bob Weir también pegó un patinazo histórico con esta aberración. Otra víctima de las producciones ochenteras. De poco sirve que aquí estén Billy Cobham, Kenny Gradney (Little Feat) o Bobby Cochran (Steppenwolf). La culpa no fue sólo del tío Bob, ya que toda la banda colabora en  esta chapuza. monumental y patatera.No es que los temas sean malos, ni tampoco las colaboraciones (Brian Setzer y Steve Cropper cuelan alguna guitarra, supongo que por amistad con los músicos). Simplemente, se dedicaron a elaborar un producto destinado a  triunfar en las FM. El título de uno de los temas, "Rock In the 80´s", ya avisa de que va la cosa. Mucha gente sucumbió a la modernización de su sonido en esa época.Pese a que el disco entró en los charts ,no consiguieron los objetivos deseados, por lo que este segundo álbum se consolidó como su testamento discográfico. Otro vinilo destinado a acabar en las cubetas de saldos, como en el caso de un servidor , que se lo agenció por media libra en las tiendas de segunda mano londinenses.

viernes, 11 de febrero de 2011

PINK FLOYD "UMMAGUMMA"

Vamos a situarnos en el contexto histórico. Corre el año 1969 y Pink Floyd aún no han alcanzado el éxito masivo, pero son una de las bandas con más prestigio de la era psicodélica. Este reconocimiento y las alabanzas que les dedica cierto tipo de prensa vanguardista, especialmente la francesa, consigue que se les disparen los egos y entran en el estudio dispuestos a darnos una lección de “Avant-garde”. Por extraño que parezca la culpa de este desastre no es exclusiva de Roger Waters, ya que el álbum está planteado como si fueran cuatro discos en solitario, ocupando cada uno de los miembros una cuarta parte del minutaje, asi que tenemos a cuatro tipos dejando fluir la “inspiración” sin ningún tipo de restricciones. Es muy díficil destacar quien de ellos sale mejor parado porqué el nivel de las “composiciones” es mas que lamentable. Rick Wright estoy convencido que grabó sus partes después de haber visto cualquier film de la Hammer y en cambio a Nick Mason se le ve mas influenciado por “El planeta de los simios” porqué su “The grand vizier´s garden party” encaja mas en la mítica película que no en un disco de rock. No debemos olvidarnos de ese solo de bateria que nos endosa sin venir a cuento (empiezo a entender su poca participación compositiva en posteriores obras). Waters en su constante ego-trip nos regala la peor composición no sólo del álbum, sino de la historia. Semejante delicatessen merece un título a la altura: “Several species of small furry animals gathered together in a cave and grooving with a pict”. En ella Roger nos da su visión de la vida de unos animalitos en una cueva, porque eso es lo que suena en todo el tema: extraños ruidos de animales. Finalmente Gilmour nos da toda una lección de desgana rasgando tanto en acústico como en eléctrico los primeros acordes que se le pasan por la cabeza, aunque hay que decir en su favor que es el único que se digna a componer una canción, pésima pero que sabe a gloria entre tanta “experimentación”. Resumiendo, un perfecto ejemplo de vanguardismo mal digerido. Como apunte final decir que el álbum es doble siendo el otro disco un directo muy recomendable que demuestra que los Floyd de aquella época salvo este tropezón eran una banda fantástica

jueves, 10 de febrero de 2011

JIMMY PAGE: "DEATH WISH II"


Dos años después de la separación de Led Zeppelin, y todavía tocado por la muerte de su colega Bonzo, un confundido -y bebidísimo- Jimmy Page trataba de levantar el vuelo de una prometedora (es un decir) carrera en solitario. Quizás por adelantarse al lúbrico Plant, que ya anunciaba debut album (el más que recomendable Pictures At Eleven), o probablemente por mero aburrimiento, el bueno de Zoso tiró adelante -y en tiempo récord- una chaladísima oferta: componer la banda sonora de la secuela cinematográfica de Yo Soy La Justicia.
Ni corto ni perezoso, el diabólico guitarrista se rodeó de algunos de sus amigos (entre ellos, el vocalista Chris Farlowe, de Atomic Rooster, y el Pretty Things Gordon Edwards) y registró en pocas semanas el envoltorio sonoro perfecto para las aventuras fascistonas del bigotón Charles Bronson, consiguiendo un resultado a la altura de las circunstancias: al igual que el film, la bso firmada por Page es un encantador bodrio repleto de caspa y momentos entrañables.
Desde el hardrock macarra de «Who's To Blame» a la más AOR «City Sirens» y la cachonda grand finale de «Hypnotizing Ways (Oh Mamma)», Death Wish II es un simpático despropósito muy anclado en su tiempo, con algún que otro guiño -llamémosle déjà vu- a Led Zep y varios interludios musicales que jamás asociarías a la mano que riffeó himnos como «Immigrant Song» o «Trampled Under Foot» (terribilísimas «Carol's Theme» y «Hotel Rats and Photostats»). Aprobado por los pelos, aunque con mucha gracia.



martes, 8 de febrero de 2011

JESULÍN DE UBRIQUE: "JESULÍN"


Un pedazo de disco con valores y pleno sentido. ¡Ay de aquellos que se mofan de semejante tótem discográfico! Qué fácil resulta reirse de los pioneros y los valientes desde el burladero, ¿eh, cobardes? Pues desde aquí vamos a romper una lanza a favor de "Jesulín", primer y último lanzamiento sonoro del torero más mediático de las últimas décadas.
Corría 1996 y el de Ubrique se encontraba en el punto más álgido de su ego-trip en los mass-media: abarrotaba plazas de toros con hembras que le tiraban las bragas, se codeaba con la crème de la crème del artisteo y, para colmo, sus sesiones de karaoke berreando canciones de Julio Iglesias siempre se saldaban con vítores y aplausos. ¿El siguiente paso lógico?: grabar un disco, por supuesto. La idea tampoco era nueva, ya que otro insigne matador -El Cordobés- había hecho lo propio veinte años atrás (para el recuerdo quedan sus perlas «Borriquillo Retozón» y «Mira Lo Que Tengo»), pero vayamos a lo que realmente importa. "Jesulín, The Album", es una barbaridad sónica que, a fecha de hoy, todavía pone la piel de gallina.
Soft-pop de meublé rancio, con arreglos que harían sonrojar a Betty Missiego y un arrojo vocal que convertiría a Jose Luis Perales en el mismísimo Tom Araya. Todo muy duro y escalofriante, muy in-your-face. Una apuesta al límite, sólo para estómagos muy entrenados, donde temazos del calibre de «El Amor es un ciclón» o la muy AOR «Rompamos» dan la mano a versiones para el recuerdo («Háblame del mar, marinero» o la sencillamente magistral lectura del «Me va, me va» de Julito), redefiniendo el término "canción ligera" o "charanga romántica" hasta extremos antes no conocidos.
Mucha risa, sí, pero "Jesulín" arrasó en ventas (llegó a disco de oro) y, como poco, nos dejó un himno que -tres lustros después de su lanzamiento- todavía se corea en bodas y despedidas de soltero: la archiconocida «Toda», un prodigio de dicción pop del que debería tomar nota el bueno de Ozzy Osbourne. Pues eso: apretón o no, "Jesulín" permanece hoy el día como el "Never Mind The Bollocks" de un artista que no necesitó secuelas baratas para demostrar que lo suyo, dentro y fuera de plazas y escenarios, era im-prezionante.

viernes, 4 de febrero de 2011

CHRIS CORNELL: "SCREAM"


Un despropósito en toda regla. De esos que te persiguen toda la vida, por mucho que trates de arreglar las cosas después, justificándote por algo que en su momento vendías como "el mejor material que he grabado jamás" (y eso, viniendo de un tipo que puso voz y corazón a entes tan fabulosos como Soundgarden y Temple of the Dog, es decir MUCHO).
Todavía debe estar maldiciéndose el amigo Chris del apretón de modernidad que le entró cuando decidió parir este artefacto junto al reputadísimo (es un decir) productor-de-estrellas Timbaland. Parece ser que sus eclécticos discos como solista o su lucrativa -aunque respetable- aventura con Audioslave no le bastaron para desplegar al máximo su creatividad artística, así que optó por un 'más-difícil-todavía' que haría palidecer a la mismísima Lady Gaga.
El sofrito de pop mierdoso, R&B blandengue y mierda electro-bailable deluxe recogido en los interminables cortes de Scream es para mear y no echar gota. Vamos, que te dicen que es un 'disco de broma' y te lo crees. Porque, en serio... ¿qué diablos ocurrió para que el tío que vociferaba «Jesus Christ Pose» o «Birth Ritual» se trasmutara en un discípulo pavisoso de Coyote Dax y Justin Timberlake? La pregunta, como el grito, queda en el aire. Que se la lleve el viento...

JEAN BEAUVOIR "CHAMELEON"


Está muy claro que Jean Beauvoir pasará a la historia por haber sido el bajista de los imprescindibles Plasmatics, aunque su carrera posterior también ha tenido buenos momentos. Su pasión por la melodía le llevó a grabar buenos discos A.O.R. con las bandas Voodoo X y Crown of Thorns, y tampoco debéis olvidar que durante una temporada fue un colaborador habitual de Kiss, tocando partes de bajo en “Animalize” e incluso llegó a componer la infravalorada “Thrills in the night” junto a Paul Stanley. Tras muchos años de diversos proyectos por fin se decidió a publicar su primera obra como solista y el resultado fue sencillamente nefasto. Aquí no hay nada que se salve, todo suena a esa especie de pop-soul que tanto gusta en la MTV hoy en día. Repelentes coros femeninos mezclados con ritmos programados dominan todo el álbum y hasta su estupenda voz suena totalmente azucarada y babosa. No voy a destacar ningún tema porque es una tarea sencillamente imposible, las composiciones son tan lamentables que tildarlas de mediocres sería un halago. La gota que colma el vaso es ver al letal Lionel Richie ayudando en la composición de algún tema y es que Jean realmente se propuso sorprendernos a todos con este álbum. De todas maneras fue un disco que si se hubiera promocionado por vías absolutamente comerciales hubiera podido llegar a triunfar. Y mucha falta le hubiera hecho encontrar una nueva audiencia porque no creo que después de esto le quedara ni uno solo de sus antiguos fans.

jueves, 20 de enero de 2011

GARY LOURIS-VAGABOUNDS

Con algunas bandas, uno tiene una relación de amor y odio. Amo a los Jayhawks, pero al acabar al gira de "Rainy Day Music" acabé hasta los cojones de ellos. Y eso que ese disco es una maravilla de principio a fin (no como la mierda de "Smile") En directo los llegué aborrecer. Y es que siempre sospeché que Gary Louris tiene un lado un poco ñoño y aburrido. La aparición de su primer disco en solitario no provocó en mi la excitación que habría tenido en otros tiempos. Y es que "Vagabounds" supone  un bajón considerable para alguien con su talento. No me parece un mal disco, pero en general es bastante insípido , demasiado lineal y en ningun momento disfrutas de su escucha. Menos mal que al año siguiente me reconciliaría con los Jayhawks garcias a su actuación en el Primavera Sound y al soberbio discazo que es "Ready For The Flood" junto a su alma gemela, Mark Olson (y repitiendo otra vez con Chris Robinson tras los controles).

jueves, 13 de enero de 2011

SCORPIONS "EYE II EYE"


Con “Unbreakable” las aguas volvieron a su cauce, y los Scorpions se dieron cuenta de cuál es su posición en este negocio. Durante casi toda una década fueron el perfecto ejemplo de banda perdida y desnortada. Lo intentaron todo para encajar en una escena que no era la suya: discos compuestos en un noventa por ciento de baladas, álbumes en directo con orquesta, baladas dedicadas a todos los problemas del mundo (donde hubieran unos damnificados ahí estaban ellos para componerles una balada) por no hablar de esa sana costumbre suya de cantar en todos los idioma posibles (inolvidable ese “Ave Maria No Morro” en Castellano). Sin embargo, la edición de este “Eye to eye” superó todas las expectativas. Era el año 1999 y los Scorpions decidieron que ya era hora de cortar del todo con su pasado y adaptarse al nuevo milenio y por supuesto no lo consiguieron. Este álbum es todo un monumento al despropósito: canciones nefastas, ritmos programados, melodías poppies dignas de cualquier lamentable grupo MTV que se os pase por la cabeza… Pero la cosa no acaba en el terreno musical, si se hecha un vistazo al libreto del CD nos encontramos con su también “renovada” imagen, digna de cualquier pastillero chungo: cadenas en el cuello, camisetas sin mangas, gafas de sol imposibles…En fin nunca he visto a una banda tan grande caer en semejante ridículo. La guinda del pastel la puso el video-clip del tema “To be number 1” (el peor tema del álbum) con una lamentable aparición de una impersonator de Mónica Lewinsky. Lógicamente pasó lo habitual en estos casos: no consiguieron la atención de las nuevas generaciones y los pocos fans que les quedaban huyeron despavoridos ante semejante engendro. Hay que decir en su favor que pronto se dieron cuenta de su error y hoy en día les volvemos a tener en forma (aunque se despidan de los escenarios) haciendo lo que mejor se les da: Hard Rock de calité.